Así como San Agustín quedó deslumbrado al ver a San Ambrosio leyendo en voz baja mientras sus ojos "se deslizaban" sobre las páginas, hace apenas unos años nadie pensó que leer en las pantallas de las computadoras, navegar por la información y por las páginas del hipertexto pasara a ser tan natural como lo es en el siglo XXI Antes se pensaba que el libro en formato papel tenía asegurada su continuidad, que seguiría siendo el soporte primordial para la lectura reflexiva y pausada, mientras que la lectura en pantalla sólo conducía a una lectura fragmentaria.
La lectura digital tenía inconvenientes en la portabilidad, pues se precisan o precisaban algunos instrumentos electrónicos mediadores para la lectura (ordenador, pantalla y/u otro tipo de dispositivo electrónico). Ahora sabemos que si bien el libro impreso “ sigue siendo el soporte por excelencia para tratar cierto tipo de temas como las obras de ficción y novelas de entretenimiento, el hipertexto se ha convertido en el soporte primordial no sólo de las llamadas obras-herramienta (diccionarios, manuales técnicos, enciclopedias, etc.) sino también de las monografías y artículos científicos, ensayos, etc. La causa de que el libro impreso siga siendo el soporte primordial de novelas y demás obras de ficción y entretenimiento es, en primer término, su portabilidad. Este tipo de lecturas se llevan a cabo en ambientes distendidos en los que no se precisa mucha concentración “ Yo diría que el libro en formato papel y el libro digital se emplean comúnmente en nuestros días, que la portabilidad ha sido solucionada ya que cada vez mayor cantidad de personas utilizan en lugares de descanso, en espacios abiertos”LAPTOP”, la presencia del ordenador se ha convertido en una herramienta imprescindible tanto para el ocio, como para el trabajo.
Antes las bibliotecas estaban en los monasterios (Edad Media) o en la casa de personas con poderío económico y/o cultural o en centros públicos y privados eran los soportes del saber, ahora es la World Wide Web la depositaria de todo ese conocimiento y desde nuestra propia sala de estudio, a través de la pantalla, podemos acceder a toda la información que precisamos con un clic de ratón y sin intermediarios. El temido síndrome de "perdidos en el ciberespacio" que utilizaban los primeros teóricos del hipertexto ha sido solucionado con los índices y directorios, los motores de búsqueda y otras herramientas de navegación que permiten encontrar lo que se necesita
El hipertexto se convierte, pues, en el lugar y el espacio, idóneos, no sólo para la obtención de información, para el entretenimiento, la comunicación y el ocio, sino también para la lectura reflexiva y para el aprendizaje. El lector construye su lectura haciendo su propio camino a través de los enlaces elegidos de acuerdo a su interés, no importa tanto el autor aunque una forma de determinar su “valor” es a través de él. El hipertexto coloca al lector en dominio de la lectura. Ahora es el lector quien debe decidir qué enlace desea seguir. No estamos acostumbrados a esa libertad, y eso nos confunde. La libertad puede ser complicada.
Leer un hipertexto, por tanto, significa tomar conciencia de lo que se lee y las razones por las que se lee. Los enlaces son opciones, pero no siempre opciones que se deban seguir (esa es la idea del texto impreso). El lector debe decidir, dentro de su comprensión del texto, si necesita o no la información que el enlace promete.
Un buen hipertexto siempre va a proporcionar enlaces para regresar a la página central. Debemos reconocer que todas las lexias son complementarias, pero secundarias y subordinadas al texto central. También debemos recordar que algunas lexias nos pueden llevar a otros textos centrales que a su vez tendrán otros enlaces a sus páginas complementarias.
El hipertexto, sin embargo, en su uso generalizado, no conlleva la destrucción (anulación o desaparición) del autor ni del texto.
La lectura se convierte, en un proceso proactivo, reflexivo y dinámico en el que el lector actúa y toma decisiones por sí mismo. El lector pasivo del texto impreso, se transforma en un lector activo, en el hipertexto, allí tiene que decidir, tomar el control de "su lectura", así se convierte en usuario.
Aunque en el acto de lectura mismo se sigue una linealidad temporal, el hipertexto posee una multisecuencialidad espacial, esto es, se pueden desplegar múltiples ventanas ante la vista frente a los límites y linealidades espaciales y temporales que imponía el texto impreso.
En el hipertexto, el lector no alfabetizado en este nuevo contexto tecnológico puede perderse en el ciberespacio, pero quien conoce el medio y toma las riendas de lectura eligiendo su propia ruta se convierte en un lector independizado por completo del autor y del texto cerrado. Cualquier acto de lectura se hace personalizada, única y completamente interactiva, no se deja guiar únicamente por lo que marca un autor o por la disposición de un texto, sino que está obligado a tomar decisiones a cada instante.
El hipertexto convierte al lector en usuario pues es el lector quien usa el texto a su antojo eligiendo qué leer, cómo ampliar la información, cómo desechar los fragmentos que no son de su interés y cómo saltar de un fragmento de información a otro. Los enlaces son puentes de lectura entre unos textos y otros, una información y otra, un recurso y otro diferente; un documento, un autor y su referencia, etc. y así el usuario puede construir su propio texto, saltándose los pasajes, ampliándolos con las referencias y asociaciones pertinentes, recombinando textos, buscando otros contextos y apariciones, etc.
Hasta ahora, la linealidad del texto venía impuesta por los contornos de la página impresa, pero el espacio hipertextual permite romper esos contornos. La lectura adquiere nuevas dimensiones pues se puede optar por un barrido visual y una exploración superficial hasta centrar la atención en un punto concreto y sumergirse en una lectura reflexiva y pausada. Depende de los deseos del lector detenerse en un punto concreto de la información y sumergirse en una lectura más profunda o ampliar la información en otros puntos externos de la red. Se puede decir entonces que el hipertexto no conduce, necesariamente, a una lectura superficial ya que el hipertexto posibilita varios modos de lectura, sino que es la intención del lector la que conduce a un tipo u otro de lectura.
E. Carmel y otros, distinguen 3 categorías de navegación o lectura de hipertextos:
- Navegación de sondeo (el lector busca información interesante sin ningún objetivo predeterminado)
- Navegación de revisión (el lector busca información con objeto de revisar e integrar un tema particular).
- Navegación de búsqueda (el lector busca información según un plan u objetivo para encontrar la información relevante a un tema en particular).